Hace unos años visité una casa costera de ensueño. Estaba diseñada con granito blanco en muchas de sus superficies. Después de unos meses, noté algunas manchas y erosión en el material. Empecé a investigar sobre cómo la salinidad del aire afecta al granito blanco en estas áreas específicas y encontré algunos datos fascinantes.
Primero, hay que entender que el granito blanco es una roca ígnea compuesta principalmente por cuarzo, feldespato y mica. Tiene una resistencia notable, con una dureza de 6 a 7 en la escala de Mohs, lo que lo convierte en un material ideal para la construcción en entornos desafiantes. Sin embargo, en las zonas costeras, el aire cargado de sal puede ser un gran adversario.
Una de las primeras cosas que descubrí fue un estudio realizado en 2018 que mostró que la salinidad del aire en zonas costeras puede ser de hasta 35 gramos por litro, lo que equivale a una cantidad significativa de cloruro de sodio en el ambiente. Este nivel elevado de salinidad contribuye a la formación de eflorescencias salinas en la superficie del granito blanco, lo que genera manchas blancuzcas y puede debilitar la estructura del material con el tiempo.
Hablé con un ingeniero especializado en materiales de construcción y me explicó que, aunque el granito blanco tiene una baja porosidad (alrededor de 0,3% a 0,4%), no es completamente impermeable. La sal puede penetrar en las microfisuras y porosidades del granito, provocando una reacción química con los minerales, especialmente el feldespato, y causando su descomposición. Este proceso no es inmediato sino que se desarrolla con el tiempo, a una velocidad que depende de la cantidad de exposición al aire salino.
Tomemos como ejemplo la ciudad de Vigo, en la costa noroeste de España. Los edificios de granito blanco en esta ciudad muestran signos claros de desgaste debido a la acción del aire marino. En menos de 20 años, muchos de estos edificios necesitan reparaciones y mantenimiento continuo para preservar su integridad estructural y estética. Estas reparaciones no son baratas, con costos que pueden ascender a varios miles de euros anuales, dependiendo de la extensión del daño.
Otro aspecto importante es cómo la temperatura y la humedad influyen. En un entorno costero, la humedad relativa puede llegar a superar el 80%, lo que favorece la condensación del agua salina en la superficie del granito blanco. Esta capa continua de sal y humedad actúa como un medio ideal para la proliferación de líquenes y musgos, organismos que exudan ácidos capaces de atacar los componentes minerales del granito. La combinación de todos estos factores puede reducir la durabilidad del granito blanco de 50-100 años a menos de 40-60 años en condiciones adversas.
Según un informe de una empresa de restauración de monumentos históricos, la aplicación de tratamientos especializados como selladores a base de silano-siloxano puede mitigar estos efectos. Estos productos pueden reducir significativamente la absorción de agua y sales, prolongando la vida útil del granito blanco. En algunos casos, la aplicación de estos selladores ha demostrado reducir la absorción de agua en un 80% y, con ello, la penetración de sales higroscópicas.
Se llevó a cabo un experimento en la Universidad Politécnica de Cataluña donde se expusieron muestras de granito blanco a un ambiente simulado de alta salinidad y humedad durante un periodo de seis meses. Los resultados fueron concluyentes: las muestras sin tratamiento mostraron signos visibles de eflorescencia y microfisuras, mientras que las muestras tratadas con los selladores mencionados permanecieron prácticamente sin daños. Esto resalta la importancia de un buen mantenimiento preventivo para proteger las estructuras en zonas costeras.
La conclusión es clara: aunque el granito blanco es un material altamente resistente y estéticamente agradable, su exposición al aire salino en zonas costeras requiere de cuidados y tratamientos adicionales. Ignorar estos cuidados puede resultar en daños costosos y un deterioro acelerado. Por eso, cualquiera que esté pensando en construir o mantener una propiedad en estas áreas debe estar bien informado sobre los métodos disponibles para proteger su inversión, sin importar cuán resistente sea el material.